Con una edad mínima de 15 años en Alemania o 14 años en Suiza, se trata de una verdadera alternativa a la bicicleta, el autobús o los «padres taxi». No obstante, la limitación de la velocidad máxima a 25 km/h supone una restricción que muchos usuarios consideraban y siguen considerando poco razonable. Por ello, en muchos de estos vehículos se observan desde hace tiempo manipulaciones técnicas para aumentar la velocidad máxima alcanzable.
A razón de los cambios introducidos en la legislación europea relativa a las homologaciones en el año 2002, el ciclomotor clásico con velocidad máxima de 25 km/h se ha ido sustituyendo por escúters de potencia reducida. Las antiguas modificaciones mecánicas del diseño mediante manipulaciones en el carburador, el sistema de escape o la relación de transmisión ahora dan paso cada vez más a cambios no permitidos en la electrónica del vehículo. A través de internet se pueden adquirir kits de tuneado hechos a medida del vehículo. También se pueden tunear de forma similar los ciclomotores cuya velocidad máxima permitida está limitada a 45 km/h. En el caso de las bicicletas eléctricas, la gama de kits de tuneado es cada vez mayor.
Los usuarios de vehículos de dos ruedas tuneados rara vez son conscientes de los riesgos que estas transformaciones conllevan. Cuando se tunean, los vehículos pierden su permiso de circulación y ya no pueden utilizarse en las vías públicas. Además, el aumento de la velocidad alcanzable hace que sea necesaria otra clase de permiso de conducir, por lo que se circularía sin un permiso válido. Por otra parte, los ciclomotores clásicos y las bicicletas eléctricas no suelen estar diseñados para las velocidades máximas correspondientes.
Una velocidad más elevada conlleva cargas considerablemente mayores, con el riesgo consiguiente de fallos en algún componente. En ocasiones, los sistemas de freno tampoco están diseñados para unas velocidades más altas. Debido a la falta del permiso de circulación, las compañías de seguros pueden reducir sus prestaciones o denegarlas por completo en caso de daños por accidente. Por ello, determinar si existen modificaciones no autorizadas en un vehículo es relevante tanto después de un accidente como durante los controles de tráfico generales. Si los vehículos llaman la atención en el tráfico rodado, la policía tiene la posibilidad de encargar a sus propios especialistas que los examinen para detectar modificaciones técnicas no permitidas.