INTERACCIÓN DEL COMPORTAMIENTO DE CON-DUCCIÓN CON LA TECNOLOGÍA Y LA INFRAES-TRUCTURA
Además de las características de los ciclistas, el tipo de vehículo que realiza el adelantamiento también desempeñó un papel importante. Los autobuses y los vehículos pesados fueron los vehículos que adelantaron a menor distancia. Esto probablemente pueda deberse a que estos vehículos, por sus dimensiones y su lenta aceleración, necesitan más tiempo para completar el proceso de adelantamiento y, además, tendrían que desplazarse más hacia el otro carril que los vehículos más pequeños. Dado que en elra para ciclistas, también son convenientes medidas que mejoren la visibilidad del tráfico rodado para que no se pase por alto tan fácilmente a los usuarios vulnerables de la vía pública, como los peatones y los ciclistas. Para ello también pueden ser útiles las funciones de asistencia a la conducción en los vehículos motorizados, que ayudan a reconocer a ciclistas y peatones. A pesar de que, por lo menos en Alemania, generalmente los ciclistas no pueden circular por la acera, medidas como la restricción o la prohibición de aparcar en las aceras y unas sanciones más severas en caso de incumplimiento de esta prohibición también serían eficaces para aumentar la visibilidad de los ciclistas.
Hamilton-Baillie, B. et al. (2008) también abordaron el comportamiento comunicativo entre diferentes grupos de usuarios de la vía pública y presentaron el concepto de shared space o espacio compartido. Este consistiría en integrar a usuarios de la vía pública en un mismo lugar sin perder por ello seguridad, movilidad o accesibilidad. En particular, el aumento de la seguridad vial debe lograrse mediante una consideración mutua, en la que la comunicación entre los implicados desempeña el papel central y de mayor relevancia, ya que todos los usuarios de la vía pública tienen los mismos derechos. Este concepto incluye el principio de mezcla de todos los usuarios de la vía pública y, con ello, también una renuncia general a las señales y las delimitaciones, dado que todos los usuarios de la vía pública siguen normas implícitas. Este principio no es nuevo en absoluto; de hecho, se practica en diferentes ciudades desde hace varias décadas. Ejemplos positivos de la aplicación del concepto son, por ejemplo, la intersección de Laweiplein en Drachten (Países Bajos) o la calle Blackett en Newcastle (Inglaterra).
Algunos de los enfoques típicos para el diseño de los espacios compartidos son la creación de una igualdad de niveles, para que los peatones y los usuarios de vehículos con y sin motor interactúen en el mismo plano y el espacio de tráfico se muestre cerrado y homogéneo, y el uso de marcas sutiles que indiquen dónde se encuentran las separaciones correspondientes. La eliminación de la mayoría de las señalizaciones y semáforos promueve una comunicación orgánica y reduce las velocidades. Normalmente, el espacio compartido supone una reestructuración exitosa del tráfico rodado: se reducen los atascos y, al disminuir la velocidad, también se producen menos accidentes y menos lesiones graves como consecuencia de ellos. También está demostrado que la satisfacción de todos los usuarios de la vía pública aumenta. No obstante, antes de crear un espacio compartido, los planificadores de tráfico deben comprobar detenidamente si es realmente útil en el lugar deseado.